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  • Foto del escritorMarcos López Megía

Beneficios del deporte para el cerebro

Como es bien sabido, aunque a veces poco practicado, mantener un mínimo de ejercicio físico semanal reporta no solo beneficios a nivel físico sino psicoemocional y cognitivo, es decir, hacer deporte es bueno para nuestro cerebro. Pero ¿esto quiere decir que cuanto más deporte, mejores beneficios?, ¿la actividad física a niveles extremos reporta beneficios extremos?...


Es conocido lo perjudicial de una vida sedentaria: de la cama al coche, del coche a la oficina, de la oficina al sofá y del sofá a la cama… Este tipo de patrones tan actuales, los cuales intentamos paliar con una hora (u hora y media) de actividad física alguna tarde, son en gran parte los responsables de muchas de las patologías que hoy padecemos, tanto a nivel musculoesquelético como a nivel psicoemocional. Aunque es cierto que en ocasiones las obligaciones nos impiden poner más y mejor remedio, mantener un mínimo de actividad semanal de entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana (o el equivalente en actividad vigorosa) para todos los adultos, y una media de 60 minutos de actividad física aeróbica moderada al día para los niños y los adolescentes (datos recomendados por la OMS), es el límite inferior desde el que se empiezan a notar beneficios en nuestro cerebro.


Y hablando de nuestro cerebro y de su plasticidad, este mínimo de actividad deportiva semanal beneficia la adaptabilidad cerebral como respuesta a los cambios internos y ambientales (eficiencia sináptica), favoreciendo la arborización dendrítica y aumentando el número de sinapsis y la actividad metabólica intracelular. La neurogénesis es evidente y está demostrada en adultos con una actividad física media.


Además, incrementa los niveles de serotonina y dopamina (dos potentes neurotransmisores) en el hipocampo, corteza prefrontal, estriado y mesencéfalo, promoviendo de esta manera el desarrollo de las capacidades cognitivas.


La serotonina es uno de los neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo y el control sobre las emociones.


La dopamina toma parte en lo relacionado con el comportamiento, la cognición, la actividad motora, la motivación, la recompensa, el sueño, el humor y la atención.


Pero ¿todos estos beneficios son infinitos?... La respuesta es NO. Como bien decía Aristóteles: “la virtud está en el término medio entre dos extremos”. Si observamos una gráfica referente al beneficio en función de la intensidad del ejercicio, observamos que se produce una hormesis en toda regla, es decir, hay una estimulación en dosis bajas, pero una inhibición en dosis más altas. Esto nos indica que hay un límite hormético (un límite superior) donde los beneficios en función a la intensidad dejan de aumentar y comienzan a disminuir. El exceso de entrenamiento empieza a no ser beneficioso para tu cerebro. La respuesta plástica al estresor comienza a no ser suficiente para adaptarse a este, con lo que empieza a ser un obstáculo para nuestro cuerpo y nuestro cerebro.



Al exceder el límite superior (límite hormético) en lo que a intensidad del ejercicio se refiere, se activan las neuronas que median con los efectos del estrés, expresando el factor de liberación de corticotropina, que comienza a anular los efectos beneficiosos que pudiera haber tenido la actividad física.


La actividad moderada es un estresor leve y de fácil adaptabilidad, como son las sesiones de intensidad media de actividad física. Esto no quiere decir que de vez en cuando no podamos realizar una actividad física más intensa, siempre que nuestra salud y nuestro descanso nos lo permitan y sabiendo que son sesiones ocasionales dentro de un ritmo de entrenamiento medio.


Podemos concluir sabiendo que una actividad física media, combinada con su correspondiente descanso (y también con buenos hábitos y alimentación sana), es necesaria y debería ser parte de nuestro día a día, ya que tiene efectos beneficiosos sobre nuestra capacidad física, cognitiva y nuestra estabilidad emocional, y además satisface una de las necesidades del ser humano que apenas cubrimos: movernos.


Cierro el artículo con una frase del médico suizo Paracelso (1493-1541):


"Todo es veneno y nada es veneno, sólo la dosis hace el veneno".

Yorumlar


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