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  • Foto del escritorVíctor López Megía

"NUEVOS" MÉTODOS

Ahora que, entre tantas nuevas tendencias de entrenamiento, el voraz y astuto mundo del fitness parece haberse implantado definitivamente en las artes marciales. Desde que se iniciase la carrera hacia el olimpismo del Karate, una gran ventana se abrió a través de las redes sociales para un gran puñado de jóvenes promesas que, una y otra vez, muestran sus métodos de entrenamiento adaptado desde fitnessland, entre saltos de cajón y powerlifting, y todo sea dicho, en la inmensa mayoría de los casos, de muy mala calidad y escasa técnica. Pero eso no importa, ya que el público al que va dirigido es todavía menos entendido que los jóvenes que lo están vendiendo. Alguien debería alertarles del altísimo y alarmante índice de lesiones que provoca una mala praxis, mientras unos se llenan los bolsillos con box llenos de neófitos entusiastas y otros recomiendan a los niños que comienzan a hacer Karate que deberían complementar su entrenamiento con clases de crossfit, ya que es lo que ven en sus ídolos.


Pero la realidad es que para aprender/hacer un buen Karate nunca fue necesario nada de esto y no lo es a día de hoy.


Por más que alguien quiera vendernos caras capacitaciones, eso sí, con sus respectivas acreditaciones correspondientes. La práctica del Karate nunca lo necesitó. No sólo porque el Karate ya tenga sus propios métodos o porque los conceptos y principios de un buen Karate no se encuentran en dichos métodos, sino porque quienes nos venden esas capacitaciones forman parte del mismo complejo industrial del fitness que quiere hacerte pensar que sin ese conocimiento/acreditación no podrás estar en la liga de los grandes entrenadores/atletas.


Y el gran problema es que una gran parte de los jóvenes que inician su práctica en el Karate pone sus ojos en el lado más visible, aquello a lo que más publicidad se le da, los jóvenes atletas y el Karate como deporte. Con suerte, pocos, pero algunos de esos jóvenes algún día podrán interesarse por conocer un Karate menos deportivo y más marcial.


Por desgracia, la mayoría de ese público parece encontrar información legítima solo si viene empaquetada en la rutina de entrenamiento de algún joven y triunfal atleta. No olvidemos que en la tundra capitalista de la industria no reglada del fitness la capacitación puede ser creada por cualquiera, incluido el mismísimo Quasimodo.


Gracias a la triunfante estrategia, no exclusivamente de la industria del  fitness, de crear una necesidad de validar el conocimiento por algo más que la calidad de su aplicación, ya que la gran mayoría de formaciones/capacitaciones permiten a cualquiera no pensar por sí mismo, es la de hacer olvidar a la gente cómo aprender por sus propios medios utilizando simplemente su dinero para comprar los pensamientos de otras personas. No sólo hacen que el producto de la información se vuelva más importante que la información real en sí, sino que aportan una gran pila de información innecesaria y poco aplicable al contexto del buen Karate (en su mayoría, no fue diseñada para eso).


Y es que no podemos obviar que para hacer un buen Karate es necesario estudiar mucho Karate, de muchos tipos, escuelas, maestros, practicar, experimentar y fallar y para eso, hace falta mucho tiempo. Y si a eso, además, le añadimos el estudio de diferentes ciencias como la física, la biomecánica o la neurodinámica, el tiempo y el esfuerzo se multiplica. Es mucho más fácil y rápido aprender los "trucos" fáciles que me hagan un superkarateka, aún a riesgo de lesionarme por una mala praxis.


Pero, citando a Arthur Schopenhauer,

“No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”.

Por tanto, hemos de romper las opiniones universales si no están cargadas de razón y verdad, pues la universalidad de una opinión no es una prueba. "Decimos que es justo lo que a todos les parece justo" (Aristóteles). Según el mismo Schopenhauer: Toda verdad pasa por tres etapas. Primero, es ridiculizada. En segundo lugar, es violentamente rechazada. En tercer lugar, es aceptada como evidente por sí misma.


Y lo haremos reconociendo que no toda la información que nos llega procedente de los "nuevos" métodos es mala. No, por supuesto, reconozco que hay cosas de las que se puede aprender y mejorar. Sobre todo si sabemos aplicar dicha información.


Pero en un mar de mala información, la buena, suele pasar desapercibida. Por tanto, deberemos saber reconocer los argumentos que se hacen pasar por causa, pero realmente no lo son.


Tampoco pasaremos por alto que el Karate siempre fue mejor cuando se mostraba que sólo cuando se hablaba. ¿Es usted capaz de mostrar aquello que habla?


Por último, argumentum ad auditores (conocimiento) + argumentum ad veracundiam (respeto). El conocimiento aporta respeto.


Todo el mundo prefiere creer antes que juzgar (Séneca).

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